viernes, 1 de abril de 2016

Hitos motores

Podemos llamar así a las etapas o fases que los niños y niñas van superando, o mejor dicho, las destrezas que van adquiriendo para luego llevarlos a cabo de una forma cada vez más innata. Se ha creado una tabla ideal del desarrollo psicomotor de los niños, la cual nos da una idea de la fase o etapa en la que se pueda encontrar el menor. Pero no obstante debemos recordar que cada niño y niña aprende y se desarrolla de distinta forma y a distinto ritmo.

Motricidad:

Se define como la capacidad del ser humano de generar movimientos por sí mismo, para esto, debe existir una adecuada coordinación y sincronización entre todas las estructuras que intervienen en el movimiento como el sistema nervioso, de los sentidos y  sistema musculo esquelético.
Desde el inicio, el comportamiento motor de un niño es requerido por unos estímulos específicos, los reflejos, alguno de ellos de naturaleza vegetativa que aseguran su supervivencia (succión, deglución), y otros, de naturaleza sensorio motriz (reflejo de coger, de enderezamiento, de marcha automática etc.) que se manifiestan mediante estimulaciones apropiadas. Esta evolución rápida del control de su motricidad voluntaria por parte del niño depende de la transformación de sus estructuras nerviosas, sensoriales y motrices. Si bien  todas estas estructuras están ya presentes en el momento de nacer, todavía no han adquirido una funcionalidad plena. Esta evolución de las estructuras se traduce en un control voluntario de las partes del cuerpo que sigue dos direcciones: una céfalo- caudal y la otra próximo distal: La primera ilustra el control progresivo del cuerpo, desde la cabeza hasta los pies: el niño domina los movimientos de la cabeza, y puede sentarse para luego levantarse. La segunda indica que el control de los miembros empieza por su raíz (parte fijada al cuerpo, hombro y cadera) para seguir hacia la extremidad de los miembros: lo que primero controla el niño  es el desplazamiento de la mano a partir del brazo gracias al hombro para poder utilizar la pinza digital pulgar-índice con la que  puede coger finalmente objetos pequeños.

El área motora, en general, hace referencia al control que se tiene sobre el propio cuerpo dividiéndose  en dos  grandes áreas: la motricidad gruesa, y la motricidad fina.
(Batalla Flores, 2000)



La Motricidad Gruesa:

La motricidad global  o gruesa se caracteriza por el uso simultáneo de varias partes del cuerpo y el progresivo control de él, como lo son: el control de la cabeza boca abajo, el volteo, el sentarse, el gateo, el ponerse de pie, el caminar, el correr, subir y bajar escaleras, saltar etc. Se desarrolla fuertemente el tono muscular (el estado de leve contracción de un musculo en reposo), ya que al nacer, el tono de los músculos situados por todo el eje del cuerpo (columna vertebral) es prácticamente nulo y va cobrando fuerzas progresivamente, a partir de los músculos que controlan la cabeza hacia los de la pelvis, demostrando a su vez la evolución de las estructuras nerviosas que lo asumen. De este modo, el niño (a) puede controlar la cabeza hacia los tres meses, sentarse a los 6 meses y ponerse de pie hacia los 9 meses. En las extremidades, los músculos flexores son más tónicos que los extensores al nacer. En los meses siguientes, los extensores verán como aumentan su tono, sobre todo para que las piernas puedan sostener el peso del cuerpo y adquirir la marcha.
A su vez, es sumamente importante es el control de la posición del cuerpo en el espacio para que se mantenga  en equilibrio y el niño eventualmente no se tienda a caer. Cabe destacar que cualquiera que sea la actividad, la manera en que se realiza evoluciona con la edad, como consecuencia de las trasformaciones internas del sistema neuromuscular (progresando por ejemplo en la marcha, la carrera, los saltos, lanzamientos entre otros)

La Motricidad Fina:

La motricidad fina hace referencia a las  actividades motrices manuales o manipulatorias (es decir la utilización de los dedos, a veces también los dedos de los pies) lo más habitual guiadas visualmente y que necesitan destreza. Para que resulten eficaces, estas actividades requieren la localización del objeto que se desee agarrar, la identificación o la determinación de sus características, el control del desplazamiento para la aproximación del brazo y la mano, la recogida del objeto y su utilización. Si antes de los 9 meses, el niño(a) emplea las dos manos o los dedos en bloque para coger objetos, después de ésta edad, no sólo disocia los dedos uno de otros, sino que, además forma la pinza digital tan útil para agarrar pequeños objetos. No obstante, si bien el niño mejora rápidamente su capacidad de agarrar, todavía necesitará unos años para poder escribir.
(Rigal, 2006)





Es importante considerar diversos aspectos del desarrollo tales como:

Lateralidad

Es el cerebro el cual queda dividido en dos partes iguales (hemisferios) quienes son los responsables de controlar todo el complejo sistema dual, integrando la diferente información sensorial, orientándonos en el espacio y el tiempo y, en definitiva, interpretando eficientemente el mundo que nos rodea. Dado esto también imparte dos funciones distintas, este “eje” imaginario el cuál divide al cuerpo en dos mitades iguales, ayuda a diferenciar las partes del cuerpo (brazos, piernas, manos, etc.) en función al lado en que se encuentren por ejemplo derecho o izquierdo y así poder ejecutar determinadas acciones con cada una de ellas.
La lateralidad consta de 3 fases:
1.    Fase de identificación, de diferenciación clara (0-2 años)
2.    Fase de alternancia, de definición por contraste de rendimientos (2-4 años).
3.    Fase de automatización, de preferencia instrumental (4-7 años).
Existen 4 tipos de dominancia: manual, podal, ocular, auditiva. Y esto lleva a los distintos tipos de lateralidades que son:
-       Homogénea: cuando mano, pie, ojo y oído ofrecen una dominancia en el mismo lado ya sea en el lado derecho o izquierdo.
-       Cruzada: cuando existe una lateralidad distinta de la manual para pies, ojos u oídos. Aquí también aparece la “Asimetría Funcional”.
-       Contrariada: cuando el niño/a ha forzado su naturalidad para cambiar de lateralidad.
-       Mixta: cuando se realizan distintas actividades con diferentes lateralidades.
-       Ambidextrismo: cuando se es hábil con ambas lateralidades en cualquier caso.
-       La lateralidad también se desarrollará o en caso contrario se puede  ver afectada por diferentes causas o factores como lo son: factores neurológicos, genéticos, sociales y ambientales.
(García Ramírez, 2012)

Equilibrio.

Es la habilidad para mantenerse en pie o mantener un control postural, cuando el cuerpo está en movimiento o en estado de reposo. En el caso de los niños/as, para que logren desarrollar un perfecto equilibrio, es necesario que primero conozcan su cuerpo, las nociones espaciales y la de los objetos logrando reconocerlas y luego graficarlas. Científicamente es el estado en el que un cuerpo es capaz de contrarrestar las fuerzas opuestas, consiguiendo mantener una estabilidad más o menos dinámica entre ambas.
El equilibrio es un aspecto de la educación del esquema corporal, ya que condiciona las actitudes del sujeto frente al mundo exterior. Existen 4 diferentes tipos de equilibrio:
-       Estático: lograr mantener la posición del cuerpo en estado de reposo.
-       Dinámico: lograr mantener la posición del cuerpo estando en movimiento.
-       Reequilibrio: volver a la posición inicial luego de realizar movimientos corporales en el aire.
-       Equilibrio de objetos: capacidad de manejar o equilibrar elementos estáticos- móviles.

-       En algunos casos, podemos encontrar una alteración del equilibrio, denominado VERTIGO que se presenta como una falsa sensación de giro o desplazamiento de la persona u objetos, conocido también como mareo, el cual afecta la construcción del esquema corporal y dificulta la correcta estructuración espacio-temporal.
(Vayer, 1980)

Coordinación.

La coordinación es la capacidad de hacer intervenir armoniosa, económica y eficazmente, los músculos que participan en la acción, en conjunción perfecta con el espacio y el tiempo. La coordinación es la actividad armónica de partes que cooperan en una función, especialmente la cooperación de grupos musculares bajo la dirección cerebral. (Risco, 2001)
Debemos resaltar la importancia de la coordinación en el movimiento humano, ya que sin ella no podríamos andar, correr, saltar, escribir, tocar un instrumento, bailar, etc.
Algunos tipos de coordinaciones:
·         Coordinación Dinámico-general: coordinación de numerosos grupos musculares interviniendo al unísono.
·         Coordinación estática: coordinación de los distintos grupos musculares estando el cuerpo estático (equilibrio).
·         Coordinación Segmentaria: coordinación entre algún segmento corporal y la visión.
-       Coordinación óculo-podal: las ejecuciones se realizan con el pie como elemento clave de desplazamiento.
-       Coordinación óculo-manual: ejecuciones asociadas a la visión y manos.
-       Coordinación viso-motora: ejecuciones de movimientos de todo el cuerpo, necesitando de una percepción visual del espacio ocupado y libre.

-       Coordinación motriz: coordinación en general, capacidad o habilidad de moverse, manejar objetos, desplazarse, etc.


FASES PREVIAS AL PROCESO DE CAMINAR


0 meses: Cuando el niño(a) nace y sale del vientre materno adopta aun  la postura fetal, se le puede observar permanentemente  su cuerpo recogido ocultando sus extremidades.
1 mes: Es capaz de  mantener su barbilla levantada y tiene un pobre control sobre su cabeza.
2 meses: Es capaz de levantar su pecho, tumbado sobre su vientre y  apoyándose de sus antebrazos. Sigue con los ojos las formas y los objetos en movimiento, balbucea y sonríe a las personas con las cuales ha mantenido un vínculo más cercano.
3 meses: Tiende a alcanzar  objetos que se le acercan, ya que sus sentidos se  están desarrollando con mayor precisión. Reconoce a personas de su entorno y se muestra atento a estimulaciones externas (por ejemplo la música).
4 meses: El niño(a) es capaz de mantener una posición sentada, pero con apoyo de terceros. Empieza a jugar con su cuerpo (por lo general a conocer en primera instancia sus manos) ríe con más fuerza.
5 meses: El niño (a) puede permanecer sentado en el regazo, y ya es capaz de sujetar un objeto
6 meses: Se puede sentar solo momentáneamente  y gira desde la espalda al vientre
7 meses: Es capaz de sentarse solo y sin ayuda
8 meses: Ya adquiere nuevas habilidades y destrezas tales como mantenerse de pie con ayuda de terceros.
9 meses: Su avance es notorio, ya que se mantiene de pie y busca objetos de apoyo (por lo general se sujeta de los muebles y  realiza movimientos laterales de traslación)
10 meses: Adquiere una nueva forma de trasladarse, esta vez valiéndose de sus brazos y piernas, donde se produce un movimiento armónico y simétrico de las extremidades, el llamado “gateo”
11 meses: Es capaz de  caminar con ayuda de terceros, en esta etapa se  mueve de un lado a otro   pero de manera inestable, aún no se encuentra lo suficientemente firme.
12 meses: Se pone de pie  de manera independiente y se tiende a agarrar de los muebles



Bibliografía:
Pilker, E. (1985). Moverse en libertad. Narcea.
Rigal, R. (2006). Educación motriz y educación psicomotriz en preescolar y primaria. España: INDE publicaciones.
Risco, L. (2001). Juegos para el desarrollo de las habilidades motrices en educación infantil. Aljibr.
Vayer, P. (1980). El equilibrio corporal. Barcelona.